San Miguel de Allende (Guanajuato, México) elije 7 Tesoros de su Patrimonio Cultural
Después de dos semanas ininterrumpidas de votación a través de Internet, San Miguel de Allende ha elegido 7 Tesoros de su Patrimonio Cultural, de entre 38 candidaturas que han aspirado a ello.
Las siete candidaturas más votadas se han convertido a partir de hoy en “7 Tesoros del Patrimonio Cultural de San Miguel de Allende” y se han incorporado a la “Lista Representativa de los Tesoros del Mundo” del Bureau Internacional de Capitales Culturales, Lista en la que el Estado de Colima y la ciudad de Mérida (Yucatán) eran los únicos en México, hasta hoy, que habían incorporado elementos.
Los “7 Tesoros del Patrimonio Cultural de San Miguel de Allende” elegidos son los siguientes:
- 1) Parroquia de San Miguel Arcángel y sus templos históricos
- 2) Santuario y Casa de Ejercicios Espirituales de Jesús Nazareno de Atotonilco
- 3) Festividad de San Miguel Arcángel
- 4) Festividad del Señor de la Conquista
- 5) Barrios Históricos
- 6) Zona Arqueológica Cañada de la Virgen
- 7) Arte Popular (Lana y Latón)
Parroquia de San Miguel Arcángel y sus templos históricos
La historia de la ciudad de San Miguel de Allende se encuentra vinculada estrechamente a la Parroquia de San Miguel Arcángel. En la frontera de la llamada Tierra Adentro, entre las décadas de 1560 y 1570, se fundó estratégicamente el curato secular de la villa de San Miguel el Grande, e inició la construcción del primer edificio parroquial. De 1680 a 1710 se concluyó un segundo proyecto, conocido desde su época como la “parroquia nueva”. La jurisdicción del curato abarcaba un amplio territorio, entre los límites de Querétaro, Chamacuero y la villa de San Felipe. La antigua edificación, originalmente barroca, fue intervenida en su fisonomía exterior e interior y en distintos momentos entre los siglos XVIII, XIX y XX. Resulta notable la obra arquitectónica que el maestro Zeferino Gutiérrez, alarife natural y vecino de San Miguel, realizó de 1880 a 1890, dotando al recinto parroquial del estilo neogótico de inspiración europea, que conserva hasta el tiempo presente.
La Parroquia de San Miguel Arcángel es el símbolo indiscutible del patrimonio cultural heredado (tangible e intangible) de la identidad, el arraigo y sentido de pertenencia de los pobladores de esta ciudad. Es un elemento imprescindible para preservar la memoria histórica, la disposición de su traza urbana, paisaje arquitectónico y remates visuales. Determinante para comprender el ser sanmiguelense y su proyección en el mundo.
Santuario y Casa de Ejercicios Espirituales de Jesús Nazareno de Atotonilco
El sitio de Atotonilco fue poblado a partir del año de 1558, en la época de la conquista española, preservando en su región la riqueza de la tradición cultural otomíe. Sus tierras ganaderas y agrícolas, mercedadas a distintos propietarios españoles a lo largo de los siglos virreinales, fueron dedicadas después de 1740 a la fundación, construcción y al sostenimiento del culto del Santuario y Casa de Ejercicios Espirituales de Jesús Nazareno de Atotonilco. Una huella histórica de aproximadamente medio siglo traduce la obra material, espiritual, religiosa y devocional del oratoriano Luis Felipe Neri de Alfaro, entre San Miguel el Grande (hoy de Allende) y Atotonilco. Este recinto, conocido en su época como la Jerusalén Indiana y Octava Maravilla del Obispado de Michoacán, es uno de los ejemplos más acabados, complejos y auténticos del Barroco Latinoamericano. Concebido como parte de un proyecto integral de carácter mesiánico y pietista, su contribución y trascendencia es considerable. Por su autenticidad, valor universal excepcional, importancia histórica, integridad cultural, valor artístico y estado de conservación, ha sido inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial.
Festividad de San Miguel Arcángel
San Miguel Arcángel es el patrono fundacional y titular de esta región histórica, desde la época de la conquista española. Su festividad, de carácter universal y multicultural, la más antigua y significativa de todas aquellas que ocurren, es por excelencia la del pueblo, la de la raíz cultural, el arraigo y la identidad sanmiguelense. Ocurre a finales de septiembre y se relaciona de manera alterna con el calendario agrícola, religioso, ritual y ancestral, el cual ha sido respetado a través de sucesivas generaciones como parte de la palabra y del compromiso contraído con la herencia del patrimonio cultural. Esta fiesta congrega indistintamente a la población urbana y rural, del orden civil y religioso, de sus barrios y comunidades históricas, así como en el presente, en el pasado lo hizo con gente de todas calidades étnicas y condiciones socioeconómicas: españoles, indios, mestizos, negros, mulatos y demás castas. Es una celebración sincrética y paralela, que vincula la liturgia, la espiritualidad y la sensible devoción de carácter cristiano-católico, con los rituales, ofrendas, simbolismos y en concreto, la tradición, autenticidad y antigua cosmovisión de nuestros pueblos indígenas (chichimecas\otomíes).
A la festividad de San Miguel Arcángel pertenecen dos importantes momentos: La Entrada de los Xúchiles, Ánimas y Danzas, de origen indígena, con la presencia de las mayordomías, comunidades y barrios, que refrendan su vínculo y memoria ancestral, con el ofrecimiento de ceremonias, elementos de cucharilla (xuchiles o cruceros, ramilletes o custodias y bastones), danzas, copal, música y cantos; y la Alborada, que se realiza desde la década de 1920, para honrar al patrono fundacional en el alba de su fiesta principal, con la recolección de pólvora, la entrada de estrellas de carrizo, madera y papel de china (baluartes del arte popular de San Miguel), y la representación de los barrios de La Aurora, El Valle del Maíz y La Estación, quienes han dado forma y sentido a esta importante tradición.
Festividad del Señor de la Conquista
El primer viernes de marzo se celebra tradicionalmente al Santo Cristo de los Conquistadores, Señor del Buen Temporal, una imagen ligera de caña de maíz, papel amate y madera de colorín, tesoro del patrimonio cultural y escultórico de México, y de esta región histórica, en donde reside desde el siglo XVI (1560-1570). Devoción significativa y pluricultural a través de los tiempos, impresa de sincretismo. Patrono de las cofradías virreinales de la Santa Veracruz (de españoles, siglo XVIII) y de San Nicolás de los Naturales (de indios principales, siglo XVII). Su festividad está inmersa en ceremonias ancestrales (velaciones), danzas, música, alabanzas, elementos de cucharilla y parandes, que ofrendan los barrios históricos, las comunidades tradicionales y especialmente quienes han resguardado la “palabra”, el compromiso y la “obligación” para su General y Cristo-Sol. Entre los cientos de danzantes que concurren a esta significativa celebración, podemos destacar la presencia de los concheros, cuya existencia y memoria colectiva que portan en sus estandartes devocionales, con las consignas de la unión, conformidad y conquista, se ha fortalecido a través de sucesivas generaciones, para prevalecer en la historia.
Barrios Históricos
Los barrios fundacionales e históricos de San Miguel de Allende le han otorgado su ser más profundo y auténtico, diversidad y riqueza cultural.
Entre más de una veintena de barrios que se refieren a lo largo de los tres siglos virreinales podemos destacar a los llamados fundacionales, herederos de la dignidad histórica del Pueblo de Indios de San Miguel de los Chichimecas, primera fundación hispánica de San Miguel (siglo XVI), trasladada de manera estratégica a la ladera del “Monte que Huma” o Cerro de Moctezuma, en la confluencia de las tierras que ocuparon posteriormente los barrios del Chorro, Guadiana (vinculado a los antiguos de la Santa Veracruz y Santa Catarina), Ojo de Agua y Valle del Maíz.
En el siglo XVII, y concretamente a partir del siglo XVIII, se formaron importantes barrios históricos en los linderos de la traza urbana de la villa de San Miguel el Grande, entre los que cabe referir a los del Obraje, Tecolote, San José, La Tenería, Loreto, Calvario, Reboceros, Carnicería Vieja, El Palmar, El Pueblito, San Antonio de la Casa Colorada, Ladrillera, El Cerrito, Mezquital, El Cuerno y San Juan de Dios, entre otros.
Entre la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX, y por consecuencia de distintos procesos históricos, se fundaron en las inmediaciones Las Cuevitas, San Rafael, La Estación y La Aurora.
En el presente, los barrios fundacionales e históricos, sustentan el origen, la memoria e identidad colectiva, el arraigo a la patria chica, los vínculos comunitarios, el carácter festivo y la tradición ancestral que da sentido al patrimonio cultural de la región de San Miguel de Allende.
Zona Arqueológica Cañada de la Virgen
Cañada de la Virgen, situada a 16 km. al suroeste del núcleo urbano de San Miguel de Allende, es un asentamiento ceremonial y ritual prehispánico enclavado en la frontera norte de Mesoamérica. Extendido a través de 12 hectáreas, refiere un patrón arquitectónico de carácter mesoamericano cuyos principales basamentos se utilizaron para realizar observaciones celestes.
Su traza urbana refleja los ciclos cósmicos, a los que se vinculaba la vida de grupos de agricultores, que también practicaron la recolección y la cacería en las regiones semidesérticas aledañas, e intercambiaron con otras regiones mesoamericanas, objetos utilizados en actividades rituales.
El eje de simetría de su patrón arquitectónico está dirigido a las salidas y puestas del Sol y la Luna. Su posición defensiva, desde la que se domina visualmente la cuenca central del río Laja, indica la importancia ritual del lugar.
El emplazamiento prehispánico, sobre una meseta rellenada artificialmente y rodeada de cañadas, está relacionado con los cerros que lo circundan, que son al mismo tiempo ejes de planeación urbana y referencias de una geografía cósmica ligada al control del ciclo agrícola.
Después de nueve siglos de abandono, Cañada de la Virgen se muestra como un gran baluarte y enclave de las culturas milenarias (toltecas u otopames) que poblaron esta región septentrional de América.
Arte Popular (Lana y Latón)
Históricamente la región de San Miguel, desde hace casi cinco siglos, desarrolló un gran número de manufacturas “menores”, vinculadas principalmente a la ganadería, agricultura y producción textil, actividades prioritarias a las que se dedicó su antiguo y extenso territorio. Desde la época virreinal, en el transcurso del siglo XIX y durante la primera mitad de siglo XX, la población se dedicó a las diversas actividades que ofrecía una economía diversificada, así como a las llamadas artes “mayores” y “menores”.
En los padrones o censos de distintas épocas podemos documentar los antecedentes de la riqueza y herencia del arte popular, los oficios tradicionales y examinados, los gremios, además de las economías comunitarias y familiares que prevalecen hasta la actualidad.
Los elementos manufacturados con lana y latón, nos traducen oficios especializados, materiales, procesos creativos, técnicas y diseños propios, heredados a través de una sucesión de generaciones, hoy son por antonomasia baluartes del patrimonio cultural de San Miguel de Allende.
El objetivo de la campaña “7 Tesoros del Patrimonio Cultural de San Miguel de Allende”, impulsada por el Gobierno Municipal de San Miguel de Allende y el Bureau Internacional de Capitales Culturales en el marco de la designación de San Miguel de Allende-Guanajuato como Capital Americana de la Cultura 2019, es promover y divulgar el patrimonio cultural de San Miguel de Allende de una manera didáctica, pedagógica, lúdica y motivar la visita a los lugares seleccionados y elegidos. También, establecer nuevas rutas turísticas que permitan a los visitantes conocer la riqueza patrimonial de San Miguel de Allende, a la vez que se promueve la participación ciudadana.
El número total de votantes ha sido de 4,102 personas, de todas las entidades federativas mexicanas, que han emitido (cada elector podía votar hasta siete candidaturas) 26,950 votos. Más del 50% de los votos emitidos han sido para los siete tesoros elegidos.
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